Martes, 16 Abril 2024 13:34

"No hay neutralidad posible frente al terrorismo"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas. 

El jueves pasado la justicia argentina acusó al estado terrorista de Irán como la mano en las sombras detrás de Hezbollah, que atacó nuestro país con dos sangrientos atentados que sumaron 107 muertos en los años 90.

Sólo 48 horas después, el mundo atestiguó con espanto la lluvia de 300 misiles y drones que Irán por primera vez desde que existe la rivalidad disparó frontalmente contra el estado de Israel, que para ellos no tiene derecho a la existencia.

Me asombran varias cosas por estas horas. Me asombra que muchos que no dijeron ni una palabra, ni emitieron una mueca de sorpresa, por las relaciones carnales de la Señora Kirchner con los terroristas que atacaron Argentina, ahora reclamen neutralidad, o se ofendan por el apoyo de Argentina a Israel.

Me asombra que alguien pueda pensar que hay una neutralidad posible ante el terrorismo.

¿Qué haríamos mañana si ante las amenazas del terror narco alguien propone dejar de combatir a los narcos de Rosario?

¿No se dan cuenta que la neutralidad frente a cualquier terror es entregarles la ley, y rendirse? No hay un gris en eso.

También está la vertiente de los que dicen que no conviene cuestionar a Irán porque Argentina tiene negocios con el mundo árabe. Vuelvo a poner el ejemplo: no persigamos a los narcos porque generan buenos negocios. Que en el medio muera gente es otra cosa. Que secuestren, violen mujeres, o maten inocentes son gajes del oficio.

Entre los hipócritas y los falsos neutrales es muy fácil darse cuenta por qué al kirchnerismo no se le complicó demasiado pactar con los ayatollahs.

Es cierto que hoy el mundo espera en vilo que la escalada no sea mayor en Oriente Medio y que el estado de Israel no replique la última ofensiva de Irán y resista las presiones de los sectores más duros de sus fuerzas armadas y del gobierno de Benjamín Netanyahu porque es incierto lo que podría pasar con una conflagración que se expanda aún más. Hasta ahora, había ataques quirúrgicos y selectivos por parte de Israel pero después de la masacre del 7 de Octubre todo se salió de su ya difícil equilibrio. Desde hace más de 6 meses hay 131 rehenes y varios son argentinos.

La ofensiva iraní que responde a la supuesta responsabilidad de Israel de un ataque en su embajada de Damasco, cruzó una línea que nunca antes se había cruzado. El 7 de Octubre y la lluvia de misiles del sábado son dos nuevas demarcaciones para un conflicto, que cambian su dinámica peligrosamente. El temor es que una contraofensiva extienda la escalada en un mundo que ya está tensionado por dos guerras. En lo económico eso podría significar que se dispare el precio del petróleo con las consecuencias globales que eso acarrea.

Pero todas estas cuestiones que pueden tratarse con la fragilidad del caso, e intentar encausarse por la vía diplomática, no deberían mezclarse con los valores que cualquier democracia representa en sí misma si se precia de tal.

¿De qué neutralidad hablan los supuestos neutrales? ¿De la de Perón frente a los nazis que se refugiaron en masa en Argentina? ¿De la de Cristina Kirchner que negoció los muertos de la AMIA en un pacto espurio que le valió la muerte al fiscal Nisman? ¿De la rara neutralidad de los defensores de derechos de género que no se conmueven con las mujeres lapidadas o mutiladas por los talibanes? ¿De la rara neutralidad de los que defienden la libre elección sexual pero se hacen los giles con Irán que directamente los condenan a muerte? ¿Las de los que dan cátedra sobre libertad de expresión pero perdonan a China? ¿La de los que se golpean el pecho por los derechos humanos pero defienden a Maduro o al régimen castrista?

No hay neutralidad posible frente al terror por algo muy simple: porque el terrorismo es enemigo de la humanidad. No de un país o dos. Si pudieran con Israel que es la única democracia de Oriente Medio, no tardarían en avanza con su califato de terror en el resto del mundo occidental. Pero ni siquiera eso es necesario, para que sea obvio que un país como Argentina deba pararse a favor de la democracia, la vida y la libertad. A menos que la democracia sea un traje que te sacas cuando te conviene.

Lo que descubrí en estas horas es que los que piden neutralidad no son neutrales. En un punto, muy triste por cierto, más que neutrales, terminan siendo cómplices.