"De los abusos de la pandemia al país sin ruedas"
Lunes, 26 Septiembre 2022 10:26

"De los abusos de la pandemia al país sin ruedas"

Escuchá el comentario editorial de Cristina Pérez.

Todos en algún punto lo sospechamos durante la pandemia. En la restricción de libertades que imponían las autoridades, había más que una cuestión sanitaria, había búsqueda intencional de humillación, domesticación y abuso hacia los ciudadanos.

Pero nunca antes había quedado tan claro este goce perverso como en los audios de quien era ministro de seguridad de Santa Fe, Marcelo Sain. Revuelve las tripas de indignación escuchar cómo se refiere a una mujer a la que detuvieron por pasear el perro.

Estas no son simples palabras. Se trata de una admisión de abuso de poder y aplicación de tormentos a una ciudadana. Y se solaza con ella. Con la suspensión de sus derechos. Así de grave. Si algo le faltaba al compendio de calamidades que dejó la pandemia, y muchas de ellas por el manejo del gobierno, era esto.

En un simple repaso es imposible que no vuelvan a la mente, el bloqueo al papá de Solange Muse, la joven con cáncer que murió sin poder abrazarlo y escribiendo con sus últimas fuerzas que “hasta el último suspiro tengo mis derechos”, mientras reclamaba que las autoridades de Córdoba se apiadaran.

O Abigail Gomez, la nena con cáncer terminal a quien su papá debió cargar en brazos para cruzar la frontera entre Tucumán y Santiago por las restricciones vehiculares.

Toda esa burocracia sin una gota de piedad ni comprensión se multiplicó por cientos de casos. Muertes dudosas en comisarías, detenciones arbitrarias, los decretos suspendiendo garantías constitucionales que nadie cuestionó, la estigmatización de los que osaban cuestionar alguna medida, o la demonización de quien salía simplemente a correr en un espacio público.

¿Se acuerdan cuando las autoridades decían que el que no estaba de acuerdo con ellos estaba contra la vida? ¿Entrará este manual de psicopatía social que aplicaron en sus reflexiones sobre el odio o estas reflexiones son otro capítulo del mismo manual?

¿Y cómo calificarán el desparpajo vengativo de Sain y su disfrute por una mujer que llora en una mazmorra a la que decidieron no darle ni agua ni comida por 12 horas?

El deleite por detener a una mujer que pasea un perro mientras a Rosario lo consume el narcotráfico explica tantas cosas... En la investigación que se le sigue y de la que provienen estas escuchas incluye también ofensas a los habitantes de esa ciudad y una curiosa empatía con el jefe de la Banda conocida como Los Monos.

La matriz vengativa y violenta en las palabras del funcionario que se regocija de la ventaja de los narcos, también habla del drama de abandono que viven especialmente en Rosario que es la capital del narco.

Hoy, el entonces ministro de seguridad de Santa fe, es asesor del ministerio nacional que encabeza Anibal Fernandez.

Su tono revanchista en el audio de la pandemia hace acordar a las bravuconadas del propio presidente que se peleaba con los surfers o los runners -¿se acuerdan?- y advertia que “la Argentina de los vivos se terminó”.

La Argentina de los vivos estaba lejos de terminarse. Luego supimos que él mismo incumplía las medidas que nos ordenaba a todos en momentos en que la gran mayoría de los argentinos habían depositado su confianza en el mandatario. La fiesta de Olivos, las vacunas vip, el bloque ideológico a vacunas norteamericanas que necesitaban chicos discapacitados, el cierre de escuelas, terminaron de completar un fraude moral y político del que no se vuelve. Después se preguntan por qué no les cree nadie.

Si con lo más sagrado, que era la vida, y en medio del miedo ante un virus desconocido, fueron así de oportunistas, mentirosos e ineficientes, cómo no imaginar lo que iba a venir después.

Entre la pandemia y el desgobierno, el país sufre por un deterioro que se profundiza día a día. El presidente está dibujado en su propia bancarrota de poder. La vicepresidenta sólo habla de ella y no existe otra cosa que su guerra contra la justicia en su percepción del universo. Y la economía es un valle de lágrimas. Antes, durante y ahora, siguen sacándose los ojos entre ellos mientras la cosa empeora. Sólo les importa conservar quintas de poder cuando venga la debacle en las urnas. Y tratar de arruinarle el camino todo lo posible a sus opositores. Del resto sabe la gente, porque ellos están en otra cosa.

Quizás no hay mejor metáfora en esta coyuntura, que decir un simple dato de la realidad: “dejaron al país sin ruedas sobre las que andar”, y no les importa.