El Congreso, Milei y Susana
Si al gobierno le pueden vetar una ley, al presidente le pueden hacer juicio político. Así de simple. Simbólicamente, eso es lo que estaba en juego más allá de la verba demagógica de unos y la verba fiscalista de otros con los jubilados en el medio. Ni más ni menos que la lucha por el poder en su línea gravitacional.
Pero no sólo eso. Todo se explica con un número. El 86. Ese es el número mágico para evitar los dos tercios. La necesidad de asegurarlo depositó al presidente en la arena política. La foto con los diputados radicales que le permitieron lograr esa diferencia representa eso y mucho más: estamos ante un reacomodamiento del mapa político de cara a las elecciones.
La paleta ideológica se va repartiendo del centro a la izquierda y del centro a la derecha. Como dice el poema de William Butler Yeats, el centro no puede sostenerse. El centro está representado por el radicalismo y se ve tironeado por la misma tensión que implosionó a Juntos por el Cambio. Pero es más complejo de explicar. Hoy, la conducción de la UCR está en manos de quienes perdieron la interna en Juntos por el Cambio. Por lo tanto, hay radicales que no responden ni coinciden con Martin Lousteau, de la misma manera que pasa con algunos gobernadores, y siguen, en cambio, las líneas de fidelidad de la antigua coalición. De hecho, todos los votantes de aquel espacio votaron por Javier Milei. Y eso también están leyendo los que se posicionaron del lado del gobierno.
¿Dónde está la gente? Esa es la pregunta de los diri-gentes. Y en un contexto de fragmentación como el que dejó la elección presidencial esas capas tectónicas que aún están desplazándose marcan nuevos espacios vacantes y algunas confirmaciones. Por lo pronto si uno toma las encuestas que tímidamente empiezan a preguntar por intención de voto lo primero que aparece es que cuando se interroga por el líder de la oposición gana con 50% “ninguno”, y como ninguno no existe, la conclusión de la consultora Equipo Mide por ejemplo, es que si hubiera elección Milei no necesitaría ni ballotage.
La cosa cambia cuando se pregunta por espacios políticos. Ahí, si tomamos el trabajo de Opinion Lab vemos que La Libertad Avanza se queda con el 31%, seguida por el kirchnerismo con apenas un 17%. El desplome K anticipa una catástrofe para el peronismo si no logra rearmarse, cosa que parece difícil porque Cristina Kirchner está empecinada en controlar la sucesión que no es lo mismo que una renovación. Hasta aquí, entre libertarios y kirchneristas definidos, tenemos 48%.
Pero lo más interesante es lo que pasa en el 52% restante. Hay un 13% que no sabe y no contesta y un 9 % que manifiesta que no votaría a ningún espacio. Esta vacancia entre los que no saben o no contestan y los que dicen que no votarían a ningún espacio suma más que el kirchnerismo: un 21%. Ni hablar si agregamos otro 9% que responde que votaría al PJ no K que hoy no tiene un líder visible. E incluso pueden ser votantes de Milei. Ahí llegamos a un tercio de los votantes que no tienen una pertenencia definida o una representación clara.
Ustedes se preguntarán dónde quedaron el PRO y la UCR. El partido de Macri fideliza a un 9% de los consultados y el radicalismo se queda con el 6%. Pero si pensamos que en la elección pasada la mayoría votó por Javier Milei en el ballotage, entendemos lo que pasó ayer en el congreso. Los libertarios más los amarillos y los radicales suman en este trabajo un 46%. Hay que añadir al peronismo que vota a Milei. Esta dispersión es la que se encaminará a nuevos movimientos coalicionales de cara a las elecciones.
¿Puede haber un quiebre en la UCR? El delicado equilibrio que le toca manejar a Rodrigo De Loredo, presidente del Bloque en Diputados, que prefiere preservar al menos la unidad formal, indica que hay un partido en espera de los formateos electorales. Cuando el cordobés dice “aquí no hay macartismo” para resistir las presiones por suspensiones de afiliados que hace el sector Manes-Lousteau, es sincerar una tensión ideológica que cruza el partido. Gobernadores que no coinciden con el presidente del Comité Nacional y Martin Lousteau que vota más con el kirchnerismo que con el radicalismo en el Senado. Los radicales K y los radicales peluca son dos caras de una interna que definirán las próximas elecciones.
Mientras tanto, el presidente, logró despejar su camino hacia el domingo, cuando en el horario de Susana Gimenez, vaya al Congreso a presentar el presupuesto. Preanuncian sorpresas fiscales pero el alivio llega también con el insumo del tiempo. La semana que ganó el gobierno para retrasar el tratamiento en el Senado del DNU de fondos para la SIDE es una tregua invaluable. Algunos diputados ya anticiparon que no irán al Show de Milei, así lo llamaron. “Los nuevos tiempos requieren un poco de show” le había respondido Milei a Cristina cuando lo trató de showman. Tanto es así, que hará cadena nacional a la hora de la diva de los teléfonos.
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