Una de las estrategias más increíbles del kirchnerismo para despegarse del gobierno del que forman parte, fue convertirse, con bastante descaro, por cierto, en comentaristas o críticos, como si no tuvieran ninguna responsabilidad sobre lo que pasa. Empezando por Cristina Kirchner que fue quien designó por Twitter a Alberto Fernandez como candidato y, diga lo que diga no puede borrar su autoría intelectual para que llegara a presidente.
Sin embargo, una vez más, desde el púlpito oportuno que le ofreció una universidad, volvió a opinar, por ejemplo, sobre la mala situación económica como si tampoco hubiera puesto al último ministro y eyectado al anterior generando un terremoto que todavía no termina.
Pero la Cristina comentarista, no conforme, en un video que subió un día después de esa disertación, sumó otro tema del que no habla casi nunca: las drogas. Y denunció, como si no hubiera sido la persona con más poder de este gobierno, que la droga penetra por la ausencia del estado.
El video, grabado como saludo al Padre Pepe y los curas de los Hogares de Cristo que recuperan jóvenes adictos tiene otros pasajes asombrosos. Porque Cristina ensaya una teoría delirante según la cual es difícil contrarrestar el avance del narcotráfico porque no se puede competir con ellos en asistencialismo.
Si el problema es la cantidad de plata con la que cuentan los narcos, ¿por qué como presidenta o como vice no hizo nada para desfinanciar al narcotráfico empezando por la ley de extinción de dominio que busca la persecución de activos originados en la actividad criminal?
No. Cristina Kirchner cree que la presencia del estado no es desfinanciar a los narcos, ni detenerlos, ni meterlos presos. Eso ni lo menciona. Es más, ella dice y repite que las fuerzas de seguridad no son el estado
Para ella las fuerzas de seguridad no son el estado y la cosa pasa por repartir más plata que los narcos. Como si se tratara de dos versiones del populismo. Entonces al narcopopulismo se lo combate con planes, con subsidios y con plata de la Anses. De policía y cárcel ni hablar, mucho menos de presencia militar. Si eso que ella dice que hizo hubiera funcionado Rosario no estaría en llamas, pero sorprende que quien lo afirma parece haber olvidado que fue en su propio gobierno que hubo un record de importación de 20 toneladas de efedrina por el que resultaron procesados su Secretario de Drogas de la Nacion y otros funcionarios.
En su idea de que las fuerzas de seguridad no son el estado- y reitero, que es muy impresionante cómo Cristina Kirchner lo dice y lo repite-, radica gran parte de la concepción abolicionista por la cual este gobierno decide no combatir el delito.
Y lo peor de todo es que tras la ideología del no punitivismo, se esconde lo que en los hechos es una verdadera protección a los delincuentes. Porque lo que la vicepresidenta no menciona, dejando la cuestión del narcotráfico reducida a una situación meramente social y no criminal, es que la interventora del sistema penitenciario que le devolvió los celulares a los presos tras la pandemia, que no pone inhibidores de señal dejando el camino abierto para que los narcos cometan delitos desde las prisiones y que defendió soltarlos mientras a la gente de bien la encerraban en la cuarentena, le responde absolutamente a ella porque es ni más ni menos que la fundadora de Justicia Legítima, la ex Jueza Maria Laura Garrigós de Rebori ¿Por qué no exige Cristina Fernandez que inhiban las comunicaciones de celulares de los presos como reclaman los fiscales? Difícilmente no se haya enterado de este problema ¿No?
Cualquiera que vea el video desprevenido, no va a decir que la persona que habla es la vicepresidenta de la nación y jefa del frente que gobierna. Parece más bien una conductora de programas de la tarde, sin ninguna responsabilidad sobre lo que pasa y que termina casi romantizando el narcotráfico porque paga cumples de 15 o el costo de los entierros.
Eso sí, el tema a la señora le apasiona.
Cristina comentarista del narcotráfico. Mientras Rosario se desangra para la vicepresidenta todo parece reducirse a competir con el populismo narco. Al final los narcos y los populistas comparten la clientela de los pobres. Para ella no se trata de ley ni orden sino de repartir dinero del estado frente al dinero narco. Como si la vida de los muertos por los sicarios pudiera repararse con una asignación.
