Lunes, 28 Noviembre 2022 10:03

“Los goles de Messi no tapan la goleada de la inflación en los bolsillos"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina sin vueltas.

 

En un nuevo intento de camuflaje, ahora Cristina Kirchner, dice que le preocupa la inseguridad. Y Axel Kicillof dice estar podrido de que le digan que sueltan presos y que eso es mentira. Hace sólo un año el gobernador bonaerense afirmaba que el delito era un problema que venía desde hacía muchos años, casi como si fuera un estado de cosas con el que él no tenía nada que ver. En la provincia que gobierna, los delincuentes son dueños de las calles y la gente de bien vive encerrada. El deterioro es tanto, que cualquier acción cotidiana es jugarse la vida. Ir a trabajar o estudiar, o simplemente tener abierto un comercio. No perdonan a niños, ancianos ni mujeres solas. En estas últimas semanas se ven ataques tipo comando por botines exiguos, como un celular o la recaudación de una tarde. Despliegues que se condecían con grandes golpes, pero contra la gente común. El ministro del área, parece seguir en otra frecuencia. Intocable, a pesar de denuncias de corrupción. Protegido por el gobernador que ahora resulta que se jacta de construir cárceles. Cuando el problema también está en que, a los delincuentes, ni los disuaden ni los agarran.

¿Qué cambió para semejante metamorfosis? Que se acercan las elecciones. Pura simulación. Como si la gente no recordara que los primeros beneficiados de la pandemia fueron los presos, que no sólo mantienen celular en las cárceles, sino que les compraron televisores para el mundial. Pero no es el único capítulo de la nueva simulación. La vicepresidenta que despotricaba contra los planes sociales escenificando que le importaba el trabajo, ahora vuelve a buscar alianzas con los piqueteros que hace media hora denostaba. No sólo es por vaciar más y más al presidente. En el fondo tiene que ver con lo anterior. A la señora, le está costando mantener unida la tropa bonaerense, y le teme al desbande electoral. Y también es un reconocimiento de que, en el fondo el kirchnerismo, difícilmente pueda reconciliarse con los trabajadores con una inflación del 100% anual. El Frente de Todos es el Frente de los Planes y el asistencialismo. No tienen otra respuesta.

La desesperación de la vicepresidenta por mantener la unidad bonaerense es sólo otra cara del escenario de derrota que ve en las encuestas nacionales. Al punto de que asegurar la unidad, se vuelve insuficiente. Y es que el tener a todos adentro no les alcanza porque representan a muchos menos. Y por eso también, el maquillaje del discurso, diciendo que les preocupa lo que no les importó nunca, como el delito. Y las víctimas de la inseguridad lo saben. Ahora se viene la segunda edición del dólar soja, y es muy curioso porque la negaron hasta el cansancio cuando terminó la primera, cuya extensión pedían los productores. El hijo de la vicepresidenta, Máximo Kirchner había llegado a decir, “las cerealeras nos pusieron de rodillas”. Ahora qué va a decir. ¿Que sólo estaban rezando? La acumulación de reservas a la par de más asistencialismo y ninguna medida estructural seria para combatir la inflación implica el peligro de estar cocinando más inflación detrás de otro plan platita encubierto entre tantos bonos.

Al mismo tiempo, cunde el cinismo. El ministro de economía critica a los que piden devaluación mientras la devaluación es un hecho, a cuentagotas en el oficial y brusco en el dólar turista que termina empujando al blue. El único remedio que encontraron puede ser peor que la enfermedad: poner a la economía en coma inducida con el cepo recargado a las importaciones que ya redunda en bajas en la producción, y con fantasmas de recesión empiezan a ser más que una sombra. Atacar la inflación con recesión puede ser una receta de la que no se hagan cargo pero que empieza a ocurrir. El analista de consumo Guillermo Olivetto destaca que por primera vez el consumo de bienes básicos como lo son alimentos, bebidas, cosméticos y limpieza tuvo en octubre el peor mes del año y que sus ventas cayeron 4,5% medidas en unidades. Que esto revela que la gente pierde por goleada ante la inflación y deja en evidencia el shock vivido entre julio y agosto. En el gobierno se esperanzan con que Massa logre bajar la inflación a 3% en marzo. Era la misma esperanza de Guzman para julio del año pasado y ya sabemos cómo terminó la historia. Ahora, la receta de adelantar ingreso de dólares, meter cepo por todos lados, juntar reservas que no detienen la hemorragia del Central y luego rapiñarse entre ellos por la repartija electoral de lo que haya a mano, es una receta que no ofrece futuro sino sólo salvavidas para el mientras tanto, y un año de vacas muy flacas, en el que encima, la sequía reducirá aún más los ingresos del país.

Por lo pronto, los goles de Messi no tapan que la inflación le gana por goleada a los bolsillos y encima el fin de año, parece sincerarlo con crudeza, en todo lo que el salario no alcanza para comprar. Ni hablar de las jubilaciones en las que impactó con todo el ajuste que, ¡Oh casualidad!, nunca llega a los planes sociales. Los jubilados no sólo perdieron por goleada en esta historia. Ni siquiera clasificaron. Pero hablemos de otra cosa, que se viene el tercer partido de la selección y es mejor pensar en Polonia.