Elizabeth Gómez Alcorta rompe el silencio tras su renuncia.

Es mamá, mujer, abogada, feminista, militante y docente en la UBA. Durante la actual gestión de Alberto Fernández tuvo la enorme misión de construir un ministerio desde cero y convertirse en la primera titular del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Argentina. Cargo que ocupó hasta que presentó su renuncia “indeclinable” tras el desalojo a los mapuches en Villa Mascardi. 
En una charla sin filtros en Clandestina cuenta por primera vez los motivos de su renuncia y cómo vivió los días posteriores: "A la mañana siguiente de la detención de las indígenas llevé a mi hijo a la escuela y le pedí a mi jefa de comunicación salir al aire a comunicar mi disgusto. Finalizada la entrevista, llegué a mi casa y me puse a llorar. Si yo no tenía voz no podía salir a decir algo de eso, ¿entonces quién? Mi responsabilidad, cuando asumí como ministra, era ocupar un lugar para visibilizar, del mejor modo posible, a las que no tenían voz. Si yo, que soy la ministra, no las puedo representar… representarlas era irme, entonces, ese día me fui”. 
Sobre las próximas elecciones, asegura que el panorama está todavía muy abierto, tanto en la coalición oficial como en la oposición. 
Hoy, fuera de la gestión pero trabajando siempre con los dos pies para el movimiento está presentando su candidatura a jefa de Gobierno porteño, porque cree que nadie tiene que irse de la Ciudad de Buenos Aires, "lo cierto es que la ciudad te está expulsando, comprar es imposible y alquilar casi impagable. Hoy la grieta está en la ciudad". 
En su rol de abogada responde si Cristina Fernández de Kirchner está proscripta. 
De su gestión en el primer ministerio de la mujer destaca la baja de femicidios, que fue del 13 % en todo el país, y de todas las mujeres que no murieron por hacerse abortos clandestinos. 
Su visión del feminismo y la invitación a los hombres a que se animen a ejercer sus derechos. El recuerdo de su infancia en los monoblock de Boulogne, de su abuela que se escapó de España porque la querían casar y de su madre que jamás se dio por vencida, terminó el secundario de grande. Asegura que el barrio fue su mejor escuela y el motor es siempre seguir para adelante. Se despierta todos los días con el entusiasmo de trabajar por más derechos para todes.