Ayer quedó claro que hay dos oposiciones. La dialoguista que comparte objetivos con el gobierno pero que también le enrostra matices sobre temas sociales y el rol del estado, como lo demostró el discurso del gobernador Maximiliano Pullaro en el día de la Bandera.
La otra, es la oposición dura, representada por el kirchnerismo que también ayer en voz de Máximo Kirchner, el hijísimo, salió a cruzar al presidente Milei.
La oposición K viene fracasando en sus intentos destituyentes y eso no es neutral. Profundiza las divisiones internas y deja en evidencia dos cosas: el desgaste de la conducción y la falta de autocrítica y renovación ante la derrota.
Sin embargo, aunque sean dos estilos de oposición bien diferenciados, no sólo tienen vasos comunicantes, sino que son oposición al fin. Y en un sentido ambos sectores andan a tientas y recalculando para tratar de recuperar la sintonía con la sociedad y descifrar al sector que no votará por Milei o encontrar la veta de los que puedan ser oscilantes. Eso genera movimientos muy extraños como los que acercan a Leandro Santoro, radical k con Martin Lousteau en la ciudad, que ha votado más veces con el kirchnerismo que con los radicales este año, pero que también se alinean con el gobernador de Santa Fe. En la línea que lo conecta a Lousteau, Pullaro se vuelve difuso como opositor dialoguista. Por eso no hay que confundir: una cosa es la gestión como gobernador y otra cosa es el desconcierto de los espacios opositores sobre cómo armarse electoralmente.
Cualquiera podría decir que es muy temprano para hablar de esto, porque todo depende de cómo le vaya al gobierno con su plan económico. En estas horas las miradas están puestas en las definiciones cambiarias y monetarias que puedan surgir luego de la sanción de la Ley Bases y en si el gobierno podrá como promete empezar a eliminar el cepo, aunque sea por capas.
El ministro de economía, responde tajante cuando se le pregunta por las exigencias del Fondo Monetario: No hay ninguna exigencia de devaluación, asegura. Dice que todo seguirá igual y que el Fondo está OK con eso. Se refiere al crawling peg de una devaluación mensual de 2% mientras diversos sectores sobre todo del campo presionan por un dólar menos atrasado mientras retrasan las liquidaciones. Nada nuevo bajo el sol. El campo puja por mejores rendimientos para sus cosechas y Caputo pisa la caja.
En cuanto al armado electoral de La Libertad Avanza, que está en manos de Karina Milei, en los distintos distritos electorales, hay un ritmo intenso porque saben que tienen que armarse lo mejor posible y lo antes posible para cuando llegue el momento de hacer alianzas con sus socios naturales del PRO y con un sector del radicalismo que es refractario de Lousteau pero que además, dependiendo del éxito económico del gobierno de Milei será más o menos numeroso en su encolumnamiento con la administración libertaria.
En la oposición y en el gobierno cunde la necesidad de superar cualquier fragmentación que derive en balcanizar la política argentina. La elección de tres tercios ya dejó la dificultad de un gobierno extremadamente débil en el Congreso pero también la complejidad al extremo para encarar negociaciones cuando no hay liderazgos claros. Eso es lo que está en juego, porque la sociedad puso en crisis los liderazgos existentes y tiene a prueba el nuevo liderazgo de Milei, hoy arropado por la esperanza a la espera, valga la redundancia, de resultados.
En el PRO la interna entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich está que arde y la ruptura ya tuvo epicentro en la provincia de Buenos Aires
También en la provincia de Buenos Aires crece la puja ya no tan subterránea entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof por ser los herederos de la señora, que ya sabemos, se las viene arreglando para tener herederos con piolines como demostró con Alberto Fernández y Sergio Massa.
En el radicalismo, nadie entiende cómo Lousteau preside el partido. Pero tiene un mandato en el Comité Nacional que se estira hasta 2025. Aislado de la mayoría de los gobernadores y con escasa influencia parlamentaria sólo cuenta con tiempo. El armado de listas revelará cuánto poder tiene cada quien.
En el gobierno las cosas se resuelven en familia: Karina conducción con Lule Menem en el armado. Urge luego de las listas a las apuradas de la elección pasada, tener más consistencia en las candidaturas para conformar un bloque monolítico que de previsibilidad parlamentaria al gobierno.
Que la administración Milei haya llegado al Pacto de Mayo aunque sea en Julio, termina el período de transición, y el Pare, Mire y Escuche ante el gobierno de un outsider.
Ahora vienen tiempos de definiciones. Para el gobierno, por sí o por no, se verá si hay o no hay recuperación y levantamiento del cepo.
Para la oposición, por sí o por no sabrán si conectan de nuevo la señal de wi fi con la sociedad.
Pero una cosa está atada a la otra porque la suerte de los opositores depende de la del presidente pero al mismo tiempo no pueden esperar para actuar.
Ustedes dirán, en medio de tanta rosca adelantada ¿a alguien le importa el país? Ese es el desafío de la lucha por el poder. Que no se detiene mientras ambos deben jugar un rol institucional para gobernar ya sea en el Ejecutivo o en el Congreso y a veces parece que olvidaran que la sociedad los está mirando.
El llamado del presidente a deponer las anteojeras también es un llamado a sí mismo y de alguna manera un reconocimiento del mandato de los argentinos: eligieron el cambio, pero
lo dejaron maniatado por el antiguo régimen.
Lo nuevo deberá nacer entre las caducas raíces de lo viejo.
Darwin diría, la supervivencia del más apto.