Martes, 13 Diciembre 2022 10:11

"La seguridad del fiscal que investigó a Cristina Kirchner debe ser garantizada más que nunca"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina sin vueltas. 

En la administración de justicia, todos los roles son importantes, pero el rol de los fiscales es el más cercano a los ciudadanos. Los fiscales según el artículo 120 de la Constitución Nacional persiguen justicia en defensa de los intereses generales de la sociedad. Ni más ni menos. Si un fiscal es atacado, es atacado el derecho de la sociedad a tener justicia. Si un fiscal no investiga o investiga mal, la causa probablemente se malogre para siempre. 
 
Hoy mismo en Argentina, el cine celebra la valentía de un fiscal que actuó en el histórico juicio a las Juntas Militares como lo fue Julio Strassera en una epopeya investigativa cuando aún los ex jerarcas eran influyentes. Se recuerda el valor del gobierno del doctor Raúl Alfonsin en sostener políticamente el impulso para estos procesos, pero sin la valentía y la cruzada en soledad frente al peligro, de Strassera y su equipo, el juicio no hubiera llegado a su fase fundamental. 
 
Aún es una herida abierta en la sociedad argentina el asesinato del fiscal Nisman. Así lo investiga la justicia. Como un magnicidio. Alberto Nisman apareció muerto en su departamento de Puerto Madero el 18 de enero de 2015 cuando se aprestaba a denunciar a la entonces presidenta de la Nación. Días atrás, la hija menor del fiscal publicó un emotivo video del viaje camino a donde vivía su padre. En la descripción de su posteo, Kala Nisman escribió: “La persona más valiente, te amo”. También fue una de sus hijas la que salió a defenderlo frente a la más miserable expresión del actual presidente Alberto Fernandez cuando dijo en medio del juicio por el caso Vialidad, que “Ojala Luciani no hiciera lo mismo que Nisman”. No sólo contradijo lo que opinaba antes cuando no dudaba sobre el asesinato, sino que esas palabras sonaron como una gravísima amenaza. Entonces fue la hija mayor del fiscal de la Amia, Iara quien con sensatez y coraje expresó: “Fue todo muy confuso porque desde un primer momento el ahora presidente se había manifestado con lo contrario que dice ahora. Sostuvo que se trató de un asesinato y luego cambió su discurso a un suicidio. Mi opinión es que si la Justicia está investigando un homicidio, él no debería entrometerse.” La joven tiene razón. El presidente, según el artículo 109 de la Constitución, en ningún caso puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas. Lamentablemente, todo el tiempo, el actual presidente se inmiscuye inconstitucionalmente en cuestiones judiciales. Parece un abogado defensor de la vicepresidenta condenada por corrupción y no el presidente. No parece siquiera un profesor de derecho.
 
Precisamente una de las cuestiones que le da características inéditas al juicio contra Cristina Fernandez por direccionar millones del estado a un empresario amigo es que se realizó con ella en lo más alto del poder. Eso hubiera sido imposible sin la acción valiente de un fiscal y todo su equipo. El infame episodio del propio presidente fue uno de tantos asedios a la actuación de Diego Luciani que en medio de todas esas presiones igualmente llevó adelante su trabajo. Por todo esto, el ataque que sufrió en Mar del Plata, cuando se le abalanzó una mujer es grave. 
El ataque a un fiscal, además de un ataque a su persona, es el ataque al derecho de la sociedad toda a tener justicia.
 
En su afrenta a uno de los poderes de la república, el kirchnerismo, ha tenido numerosas expresiones violentas, pero en esta ocasión, además se materializó la agresión. La cruzada contra la división de poderes de este espacio, viene desde bien arriba, desde la jefa del espacio, que es la vicepresidenta recientemente condenada por corrupción. En el caso de los fiscales ya ha intentado cambiar las leyes para cercenar la independencia de los hombres que investigan ni más ni menos que al poder: los fiscales federales. 
 
Sabe muy bien de esto el fiscal José Maria Campagnoli que fue perseguido por ser uno de los primeros en investigar la corrupción k y hasta buscaron sacarlo de su cargo mediante un enjuiciamiento. 
En estas horas no hubo ni un repudio de las autoridades nacionales a la agresión sufrida por el fiscal Diego Luciani. Eso significa validarlas. La mujer que las llevó a cabo es la pareja de un consultor kirchnerista y ambos acusaron al hombre del ministerio público a pesar de que hasta el dueño del restaurante relató que la agresión partió de ella y se disculpó públicamente con el fiscal. La oposición y las asociaciones de jueces y fiscales se solidarizaron con Luciani y también hubo pedidos de mejorar su custodia. 
 
Diego Luciani, dispone por pedido propio de una custodia menor, y es conocido por mantener un perfil bajo sin buscar protagonismo. Cuando la gente lo reconoció durante el episodio en Mar del Plata, recibió aplausos y apoyo de los presentes. Su figura goza de un enorme prestigio y valoración en la sociedad por su valentía y el simple hecho de haber cumplido con su deber. Eso es precisamente lo que él responde cada vez que se elogia su tarea. Que cumplió su deber. Y de hecho no hubiera referido los hechos de ayer de no mediar claros intentos por tergiversar lo ocurrido. Esa sobriedad es la que mantuvo durante más de tres años de investigación en el caso Vialidad. 
 
La seguridad y protección del fiscal que investigó a Cristina Kirchner debe ser garantizada más que nunca. Por él y por lo que representa, que es ni más ni menos, que, la persecución de justicia, la igualdad ante la ley, caiga quien caiga, sin intocables, y sin impunes. No extraña que las autoridades no hayan repudiado el hecho porque hasta aquí sólo buscaron impunidad. Y ya sabemos, si el poder es impunidad, no hay justicia.