Silvia Peyrou: "Trabajar para los adultos mayores hoy es mi pasión"
Sábado, 23 Marzo 2024 09:32

Silvia Peyrou: "Trabajar para los adultos mayores hoy es mi pasión"

La reconocida actriz, ex vedette y símbolo sexual de los 80, habló en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio sobre su carrera artística, su infancia, sus comienzos, los momentos más duros de su vida… Como atravesó y superó un cáncer de mama, enfermedad que al mismo tiempo se llevó a su madre, y como su pasión de enseñarle teatro a los adultos mayores cambio su vida: “Comencé hace 12 años en el Hogar San Martin, con adultos mayores en situación de calle. Fue por reinventarme y realmente me llenaron el alma. Hoy doy talleres para el Gobierno de la Ciudad y para Cultura de Boca Junior y es maravilloso ver cómo les cambia la vida a los abuelos, tener una ocupación, sentirse útiles, saber que todavía pueden hacer mil cosas y no vivir solamente recordando el pasado”

Peyrou ama, trabaja y trabajó para las personas de la tercera edad. En uno de sus tantos momentos de intentar reinventarse, escribió un proyecto para incentivar a adultos mayores a hacer teatro y enseñarles las herramientas necesarias para actuar y encontrar una motivación en esa etapa de la vida: “Cuando no me sonaba el teléfono y necesitaba reactivar mi trabajo, empecé a pensar en algo que tuviera muchas ganas de hacer y pudiera encaminarlo. Siempre tuve el deseo de hacer algo que me satisfaga, y hace doce años me aceptaron este proyecto y me hizo muy feliz. Arranqué trabajando en el Hogar San Martin, con adultos mayores en situación de calle. Además, armé un personaje de una abuela de 80 y pico de años para una obra de teatro que hacemos con Esteban Parola, Carmela, con la que ganamos un premio declarado de interés cultural, que es la historia de una actriz que está en una residencia y que compitió toda la vida con Tita Merello. Actualmente hago talleres de teatro y entretenimiento para adultos mayores, en el micro cine del Gobierno de la Ciudad en la calle Rivadavia al 500 y en Boca Cultura, que es el departamento cultural del club Boca Junior. Además, produje la obra ‘San Martín El Padre’ que la llevamos a colegios de barrios vulnerables, con la ayuda de Boca Cultura. Cada semana cuando voy a dar clases y veo el entusiasmo de los abuelos, me llena el alma. Están toda la semana pensando cómo van a hacer un personaje, pensando su ropa, como armarlo… Es muy positivo tener una ocupación a esa edad, cosas en que pensar y que hablar con sus familias o vecinos. Traerlos al presente, que su vida no solamente es lo que hicieron, el pasado, sino también el presente y todo lo que todavía pueden hacer. De los dos talleres tenemos grupos de WhatsApp y toda la semana están tirando ideas y yo les contesto a la hora que sea. Es hermoso ver como se enganchan y como los ayuda en su vida diaria.”

Silvia es una gran resiliente, su vida tuvo varios momentos duros que tuvo que superar y siempre lo hizo estoicamente. Su último gran desafío fue una grave enfermedad oncológica, por la cual aún sigue medicada y haciendo los controles correspondientes: “Hoy estoy bien y por eso me animo a contarlo. Me detectaron cáncer de mama y estuve dándole pelea a la enfermedad. Fue en plena pandemia y con el mundo cerrado por el coronavirus, algo que sin querer me ayudó demasiado. Antes de irme a hacer temporada con Germán Kraus en Las Grutas, me hice los chequeos generales y me apareció una imagen que tenía que biopsiar. Como los resultados me lo dieron cuando estaba allá, esperé volver y ahí me enteré que era cáncer de mama. Cuando obtuve el resultado era plena pandemia así que me operé en ese contexto, cuando estaba todo cerrado y el mundo estaba aislado. Me atendí en La Providencia por la obra social de Actores. Ahora sigo con el tratamiento, con una mediación oral. Fue todo muy guardado porque no quería que se sepa. No me podía mostrar de esa manera tan expuesta con un tema tan sensible, triste y sin superar. No quería que me tuvieran lastima, ni que me dieran consejos de tomar yuyitos… Seguí trabajando por zoom y a la par hacía el tratamiento para curarme. Mi hijo me acompaño en todo momento, nunca estuve sola. Se quedaba afuera durante las cuatro horas que me hacían la quimio. Con la quimioterapia, se me cayó el cabello… Fue algo muy duro. Para mí el pelo significa mucho. Estaba en la ducha y comenzó a caérseme a mechones, comencé a llorar sin parar durante más de horas y ahí mismo me sequé las lágrimas y me dije: ‘Esto es consecuencia que estoy intentando curarme, no me puede poner mal’. Diego Impagliazzo me hizo una peluca exactamente igual a mi pelo, bien pelirroja. Nadie se dio cuenta y mi actitud de estar todo el tiempo trabajando, me ayudó. A la par hacía el tratamiento, que no es fácil, pero se hace más llevadero cuando uno tiene ganas y fuerza para salir. Las horas que me estaba dando la quimio, escuchaba música relajante y repetía casi como un mantra: ‘Entra salud, sale enfermedad’ Eso me ayudó muchísimo, siempre pensé en positivo. Yo de esta salgo. Me voy a curar. Lo cuento porque está bueno dejar el mensaje de que se puede salir. Tenemos que tratarnos, hacer todo lo que los médicos dicen, no abandonarnos y poner lo mejor de nosotros en positivo. El diagnóstico es duro, pero no es el final. Hay mucho por luchar y la posibilidad de ganar está.” Reconoció la vedette.

Continuando con el tema, Silvia aseguró: “Mi familia, mi madre y mis hermanos me sostuvieron. Mi mamá, Mabel, fue imprescindible y lamentablemente al poco tiempo partió también por la misma situación. En el momento que le conté mi diagnostico ella dijo: ´ ¿Por qué a Silvia y no a mí? ´ y las paradojas de la vida hicieron que luego ella se enfermara también por cáncer de mama. Tuvo el mismo cáncer que yo, pero ella en la mama izquierda, se le complicó mucho y estuvimos juntas transitando la lucha de cada una. Mi vieja se apegó mucho a mí y hasta ensayaba conmigo la obra que estaba por estrenar. Era una obra de dos personajes y ella me hacía el otro personaje, me daba los pies para los ensayos. Estaba por cumplir 87 años y desgraciadamente no pudo superarlo. Mamá se enfermó porque se angustió mucho por lo mío y además la gente grande no se hace los chequeos como debería. Mamá era súper activa, vital y cuando se lo detectaron, estuvo haciendo el tratamiento, la operaron y salió bien pero después, fue empeorando. La internaron y la pasamos mal. Me duele mucho, era muy pegada a mi vieja y la extraño con todo mi corazón. Aun hoy hago terapia para superarlo.”

Cuando se ve a Silvia Peyrou, una de las más recordadas bombas sexy de los 80, es difícil imaginar la tortura mental que vivió por años antes de sobreponerse y superar una “entrega” y terrible violación cuando aún era menor, que la llevaron a pensar hasta en quitarse la vida:” Yo tenía un noviecito y supuestamente íbamos a tener nuestro primer encuentro sexual, me invito a su casa sabiendo que sus padres no estaban, de repente el desapareció y entraron dos hombres que aparecieron de la nada. Fue tremendo, no solamente me violaron, sino que me golpearon hasta desmayarme. Al despertarme me vi toda llena de sangre. Como pude, me fui a mi casa y le dije a mi mamá que me habían robado. Sentí culpa. Yo le había mentido para encontrarme con mi novio. No tenía palabras para contarle, ni a ella, ni a nadie, lo que había pasado. Hoy lamento profundamente no haber hecho la denuncia en aquel entonces. Era muy chica, mi padre era policía, y yo realmente sentí mucho temor, mucho miedo, mucha inseguridad, estaba muy vulnerable. Fue muy duro, tuve mucho tiempo de terapia. No podía vivir con eso. Me torturaba. Tuve muchísimos episodios en los que tenía ganas de desaparecer de este mundo porque no podía creer lo que me había pasado, tenía sueños con las caras, fue durísimo, una cosa es contarlo y otra es vivirlo. Quería despertar y que haya sido una pesadilla. Eso me marcó por muchísimo tiempo. Es más, me alejé de mi vida sexual muchísimo tiempo. Yo para poder volver a ser una persona normal y empezar a creer en un hombre tuve que hacer años y años de terapia. Fue complicado. Lo más importante, es que logra superarse. No hay que bajar los brazos, el momento no se puede cambiar, hay que hacer todo para superarlo.”

Salir a comerse el mundo también fue una forma que su estructura psíquica encontró para superar la experiencia dolorosa de la violación que sufrió por aquellos años: "Esto de salir en la tele fue como entrar a la casa de cada una de esas personas que me hicieron daño y decirles 'miren, acá estoy, miren cómo voy a crecer. No me destruyeron. Estoy viva'. Eso me dio esa fuerza para encarar esto. Me podría haber quedado solo con lo malo. Pero quería vivir y vivir mejor, y demostrar que podía."

Silvia Mabel Peyrou nació en el barrio de Flores, en Buenos Aires un 22 de agosto. Hija de mamá modista y papá policía, tenía apenas 15 años cuando un productor la vio en una confitería bailable y le propuso hacer televisión. Un año después recorrió Bolivia, en gira con Armando Manzanero y Gloria Gaynor. Pero todavía no era la chica de pelo colorado, eso sucedió en 1984, cuando estaba haciendo “Las mil y una de Sapag” y encontró esa manera de destacarse ante las reiteradas invitaciones del cómico de invitarla a salir: “Desgraciadamente era muy común en ese tiempo que casi tuvieras obligación de aceptar la invitación de tu jefe y yo no quería. Era un contrato de seis meses y pensé que después de varios ‘no’ se iba a dar cuenta que no quería salir con él y me iba a dejar tranquila, pero no fue así. Al tercer día que dije que no Sapag me dijo: ‘Bueno no vas a tener letra’ y ahí pensé en destacarme de otra manera. Cómo hacer para que la gente me viera y se me ocurrió ir a la peluquería y cambiarme el color de pelo. Dije: ‘Haceme el color más llamativo que tengas…’ Y ahí apareció ‘la colorada que está detrás del cómico’ y pude lograr mi cometido. Mi color de pelo fue el furor y se notó mi presencia en el programa. Desde entonces mi pelo rojo es un sello... No todos los cómicos eran iguales, Olmedo y Altavista fueron dos soles conmigo, había personas que me respetaban muchísimo. Ahora celebro que sea diferente y que las mujeres puedan hablar y defenderse. Antes esos abusos eran naturales y se jugaba mucho con el poder también y tenías miedo de perder el trabajo. Pero de todo eso aprendí mucho y saqué lo positivo. Viví una época gloriosa. De mí se puede decir que salí con quien quise, pero nunca trancé por trabajo.”

Sin dudas, su destino era el espectáculo y así recuerda sus comienzos, cuando era apenas una adolescente: "Estaba bailando a los 15 años en Tarot, la mejor disco en ese momento de Flores, apareció un productor y me dijo: '¿Te gustaría bailar en televisión?'. Y como toda piba de esa edad lo hice como un juego. Fue para el programa ‘Que sabe fútbol’ del viejo Canal 7. Se hablaba de un partido y dos chicas -cada una con una camiseta diferente- entraban a escena a hacer una coreografía. Yo era una de ellas. Así empecé. Recuerda la actriz que al poco tiempo ya se había convertido en coreógrafa del programa de Jonny Allon.

"Ya nuevamente en Argentina, a los 17, también en un boliche bailando, me vio Carlos A. Petit -el zar de la revista- y me trajo a una obra que se llamaba Los años locos del Tabarís, con Moria Casán, Orlando Marconi, Mario Sánchez, Carmen Barbieri y Tandarica. Era muy chica y me pasaron muchas cosas en ese transcurso, porque había bailarinas que eran más grandes que yo y había muchos celos, obviamente. Igual para mí era normal. Aprendí a convivir y defenderme." Aseguró Peyrou que trabajó con los mejores humoristas y capo cómicos de Argentina.

En teatro, en cine, en TV y en tapas de revistas como Libre o Playboy, Silvia fue cultivando su imagen de bomba sexy, hasta que en su carrera logró un antes y un después con el cálido personaje de la novia de “Minguito”, el mítico personaje del querido Juan Carlos Altavista: “Trabajar con él fue un antes y un después porque las mujeres éramos objetos sexuales y se mostraba el cuerpo todo el tiempo y él empezó a venderme de otra manera, de medio plano para arriba o solamente el plano de mi mirada, no podía creerlo, era tocar el cielo con las manos. El personaje estaba enamorado de la vedette Silvia Peyrou, en la ficción obvio, y él era lo más tierno del mundo. Era un tipo muy respetuoso con todos sus compañeros, muy profesional, un capo. Alguien que quiero mucho y sentí muchísimo su muerte. Yo me enamoré perdidamente de Minguito a nivel actoral porque aprendí muchísimo. Una persona que amaba a la familia. A él lo extraño mucho, me quedaron cosas pendientes que hablar, se fue muy tempranito. Y pese a que tenía problemas cardiacos, no esperábamos ese final. Fueron dos años de trabajo muy intensos con 60 puntos de rating y la gente nos amaba. El día que falleció estábamos con María Rosa Fugazot y Javier portales, a alguien que estaba ahí se le escapo un tito, él se asustó y lo llevaron atrás del decorado. Nos dijeron que nos fuéramos cada uno a su casa y en el taxi, por la radio. Me enteré que había fallecido. Fue realmente durísimo, Todos lo amábamos.” Se lamentó la actriz.

En su vida personal Silvia tuvo muchos amores, pero el amor incondicional lo encontró en su único hijo Santino. Al consultarle por su presente, la actriz orgullosa relata: “Mi hijo hoy ya es todo un hombre. Es licenciado en Administración de Empresas, se recibió a los 23 años y está en una empresa maravillosa, trabajando en la parte de contaduría. Es modelo y un hijo realmente maravilloso. Me acompaña en todas. Me ha bancado como nadie siempre y se lo estaré agradecida de por vida”, concluyó.